martes, 23 de junio de 2015

PERSEVERANCIA

Suave como el océano, sin propósitos como las ráfagas del vendaval. – Lao Tsé (Tao Te King)
La constancia es el resultado de una ecuación entre necesidades, expectativas y percepción del logro de metas. Teóricamente, cuando una necesidad o deseo nos dirige hacia un objetivo, nos anticipamos mentalmente al instante del logro, idealizándolo y convirtiendo la expectativa de vivirlo en un incentivo directo: así surge la tan mentada motivación.
Sin embargo, una vez alcanzada una meta, el interés disminuye porque el motivo (aparentemente) desaparece. Lo mismo sucede cuando tiramos un frasco de vitaminas, porque no nos sentimos revitalizados pese a haberlas tomado a conciencia por quince días. O cuando dejamos la dieta al bajar los primeros 5 kilos. No todos estamos preparados para la lección de la paciencia.
El Tai Chi Chuan nos ofrece alivio sin contraindicaciones para muchas dolencias, sobre todo las relacionadas con el estrés (insomnio, hipertensión y contracturas), dentro de un plazo razonable. Nos permite utilizarlo como apoyo para tratamientos médicos o simplemente para alcanzar la longevidad manteniendo una muy buena salud general. Es calidad de vida en un sentido tan completo, que tal vez nos pase desapercibido su alcance si nos concentramos en que, por ejemplo, después de 2 meses de clase una vez por semana, seguimos con aquella contractura de hombro que nos duele hace 10 años.
Como siempre, los logros más importantes y sustentables vienen de la mano de la CONSTANCIA, aún en la aparente frustración. Utilizando el ejemplo anterior, si una persona llegó al Tai Chi por una contractura, es porque las pastillas le alivian el dolor a costa de un persistente ardor de estómago. Seguramente demandará resultados y se mostrará escéptica, pero de pronto su padecimiento tiene raíces más allá de lo postural y llevará más tiempo llegar a ellas. Lo más probable es que pierda de vista que cuando practica se oxigena mejor, duerme profundamente y este descanso lo renueva. ¿Por qué? Porque todavía le duele el hombro.
Por eso, meditando sobre la cita de Lao Tsé, debemos encarar la práctica con una actitud flexible, sin concentrarnos en propósitos que nos limiten, pero con la persistente suavidad del océano y la fuerza del vendaval. Manteniéndonos sin expectativas podremos obtener logros que van más allá de nuestra imaginación.


Por Instructora Adriana Dos Santos

No hay comentarios:

Publicar un comentario